El libro en general me ha gustado mucho. Ha sido muy bonito
y fácil de leer, ya que cada pocas páginas cambiaba la leyenda, y con ello el
tema, personajes, trama, etc.
Los temas de las leyendas son muy diversos: intriga (El Monte de las Ánimas), amor (El Rayo de Luna, Los ojos verdes, etc.), crueldad (La Cruz del Diablo), rivalidad entre religiones (La Rosa de Pasión), etc.
De las leyendas seleccionadas, algunas me han resultado más
interesantes que otras: unas tenían más intriga (El Monte de las Ánimas) y otras menos (Las hojas secas), unas tenían un tema más de mi agrado (La promesa) y otras no tanto (La cueva de la mora).
Es curioso que a pesar de haber transcurrido muchos años
desde que Bécquer las escribió, continúen resultando agradables al lector del
siglo XXI y satisfagan los gustos tan exigentes que tenemos hoy en día,
rodeados como estamos por un constante flujo de información a través de los
medios de comunicación, sobre todo Internet.
Mi nota numérica para este libro es un 7. Cuesta mucho
poner un número que defina cuánto nos ha gustado el libro, porque en realidad
son veinte historias distintas, que no tienen nada que ver entre ellas.RESÚMENES:
EL MONTE DE
LAS ÁNIMAS:
Alonso es cazador. No queda mucho para que anochezca así que
decide regresar a casa desde el Monte de las Ánimas. Durante el trayecto le
cuenta una leyenda a su prima Beatriz sobre lo que ocurre la noche de Todos los
Santos en el Monte (como aquella noche). Beatriz quería darle a Alonso un
recuerdo, su banda azul, pero se da cuenta de que la perdió en el Monte de las
Ánimas. Le pide a Alonso que regrese para buscarla, pese a ser peligroso según
la leyenda. Él accede, temeroso. A la mañana siguiente, Beatriz se encuentra en
la habitación la banda ensangrentada, y a Alonso devorado por los lobos en el
Monte. Ella también muere, de horror.
MAESE PÉREZ
EL ORGANISTA:
Es Nochebuena y la Iglesia está abarrotada de gente
expectante porque maese Pérez comience a tocar el órgano. Cuando empezó, les
deleitó a todos con una melodía perfecta.
Al año siguiente, se corre la noticia de que maese Pérez
está enfermo y no puede tocar. Se va a suspender la misa cuando aparece, y al
terminar de tocar la perfecta melodía, muere.
La próxima Nochebuena, el encargado de tocar el órgano es un
anciano avaricioso. Él también les deleitó con una melodía estupenda.
Pasó otro año. La mayoría de la gente estaba en la Catedral
para oír al anciano, pero los pocos que había se llevaron una sorpresa. El
órgano tocaba aquella melodía, sin que nadie pulsara sus teclas. Era el alma de
maese Pérez.
EL RAYO DE
LUNA:
Manrique era un hombre muy solitario. En uno de sus muchos paseos
nocturnos creyó ver a una mujer, que a él le pareció hermosa. Comenzó a
seguirla, hasta que llegó a su supuesta casa, pero al preguntar quién vivía
allí descubrió que era un hombre. Decidió regresar al lugar donde la había
visto por primera y única vez. Allí le pareció volver a verla, pero al
acercarse comprobó que era un rayo de luna. A partir de ese momento, quedó
sumido en una profunda depresión.
LOS OJOS
VERDES:
Fernando y su grupo de cazadores están persiguiendo un
ciervo hasta que éste se adentra en una zona del bosque donde nadie se atreve a
ir, excepto Fernando.
Después de aquel día, todos notaban a Fernando muy
deprimido. Un día confesó lo que le pasaba a uno de sus vasallos, Íñigo. El día
que persiguió al ciervo vio una fuente, y en el fondo de ella unos ojos verdes.
Desde entonces estuvo yendo hasta que un día se encontró a la chica de los
ojos, él le dijo que la quería y ella a él también. Se besaron y Fernando cayó
en la fuente.
EL BESO:
Esta leyenda se desarrolla en Toledo, y sus protagonistas
son soldados franceses. Su capitán se alojó en una Iglesia, y al día siguiente
les comentó a sus oficiales que no había podido dormir por la presencia de una
“hermosa mujer” (era de mármol). Esa misma noche, los llevó a la Iglesia para
que comprobaran su belleza. Los oficiales quedaron impresionados, y comenzaron
a beber. El capitán, completamente borracho, se acercó a la estatua con la
intención de besarla en los labios. Al lado de la escultura había otra, la del
marido, que al ver las intenciones del capitán, le dio una bofetada que acabó
con su vida.
LA AJORCA
DE ORO:
Pedro encuentra una tarde a su mujer, María, llorando y
descubre que está obsesionada con una ajorca de oro de la patrona de Toledo, la
Virgen del Sagrario. Pedro decide arrancarle la joya a la Virgen, para
satisfacer a su mujer; pero no es capaz de entregársela, porque nada más
arrancarla se encuentra rodeado de todas las estatuas de la catedral. A la
mañana siguiente le encuentran en la catedral, delirando, pero con la ajorca de
oro en las manos.
EL
MISERERE:
Hace tiempo, un hombre acudió a una abadía buscando dónde
pasar la noche. Era músico, y estaba tratando de terminar un Miserere para
quedar absuelto de sus pecados. Un monje le comentó que podía escribir el
Miserere de la Montaña, que sonaba todos los años en un monasterio en ruinas
cercano, cuando los monjes regresaban de entre los muertos para cantarlo. Le
hizo caso, y con tan buena suerte que aquella noche era el día en que el
Miserere era interpretado. Quedó tan impresionado, que optó por escribirlo.
Pidió alojarse durante un tiempo en la abadía, y comenzó a redactar la
partitura. Después de hacer muchos borradores, murió sin poder finalizarlo.
LA PROMESA:
El Conde de Gómara (amante de Margarita) partía a la guerra,
pero para no deshonrarla le promete volver y le entregó un anillo.
Pasó un tiempo. Conquistaron Sevilla, pero el Conde no
estaba contento, y un día le contó lo que pasaba al más antiguo de sus
escuderos: veía una mano por todas partes.
Un día, oyó una historia contada por un juglar: un conde
partía a la guerra haciéndole una promesa a su amante y regalándole un anillo,
pero no cumplió la promesa. La joven murió, pero no había forma de enterrar la
“mano muerta” que llevaba el anillo.
El Conde se dio cuenta de su error, y fue al lugar donde
estaba enterrada y se casó con ella aunque estaba muerta. Nada más finalizar la
ceremonia, la mano se hundió en la tierra.
LA CUEVA DE
LA MORA:
La acción se desarrolla en un castillo moro. Un cristiano
fue encerrado en los calabozos, y a los pocos días, fue rescatado a cambio de
dinero. Pero, durante ese tiempo, se enamoró de la hija del alcaide. Decidió
atacar el castillo y secuestrar a la mora, que más adelante también se
enamoraría de él.
Pasó un tiempo, y los moros quisieron recuperar a la mora y
el castillo. Durante el combate, el cristiano fue gravemente herido, así que la
mora lo llevó para intentar curarlo a una cueva subterránea. Al salir a por
agua, la vieron y dispararon. Quedó herida de muerte. Él también murió.
Ahora se dice que siguen yendo todas las noches a por agua.
LA ROSA DE
PASIÓN:
Daniel y su hija Sara vivían en Toledo. Ambos eran judíos.
Un día, Daniel descubrió que su hija tenía un amante cristiano. Al caer la
noche, Sara fue a verle y este le contó que habían pasado muchos judíos a una
“reunión”. Ella no dudó un momento, y fue al lugar donde se realizaba. Allí
descubrió que iban a sacrificar al cristiano. La muchacha no pudo reprimirse al
ver que su padre estaba al mando, y salió de su escondite diciendo que su amante
no iba a ir porque ella lo había prevenido. También le dijo que ya no era su
hija, y que tampoco era judía, ahora era cristiana. Su padre decidió
sacrificarla a ella.
Un día, se encontró una “rosa de pasión” en el lugar del
sacrificio.
LAS HOJAS
SECAS:
Esta leyenda cuenta el diálogo que mantienen dos hojas secas
que se encuentran después de mucho tiempo y recuerdan los momentos cuando
estaban juntas en la misma rama del mismo árbol. Toda la vida de las hojas era
maravillosa, hasta que un día oyeron una conversación entre una pareja joven.
La chica lloraba que era imposible disfrutar la vida, que algún día todos
nosotros acabaríamos muertos como las hojas del árbol acabarían secas.
EL GNOMO:
El tío Gregorio les cuenta una historia a las muchachas del
pueblo que vuelven de coger agua en la fuente. En esta ocasión, la narración
cuenta que de noche, en la fuente donde van a coger agua, viven unos gnomos, que
se dedican a robar y tienen un gran tesoro acumulado.
Ninguna de las chicas se lo cree, excepto unas hermanas
(Marta y Magdalena), que una noche, acuden por separado a la fuente. Marta
escucha las palabras del agua, y Magdalena las del viento. Apareció un gnomo.
Magdalena optó por marcharse del lugar, mientras que Marta decidió seguir al
gnomo. No se volvió a saber nada de Marta.
EL CRISTO DE LA CALAVERA:
El rey manda a todos sus caballeros a la guerra. Se celebró
una fiesta de despedida, en la que la protagonista era doña Inés. Alonso y Lope
querían ganarse el corazón de la dama, y se les ocurrió como solución batirse
en duelo. Durante toda la noche buscaron un lugar para luchar. Por fin
encontraron un sitio suficientemente alumbrado, y con las condiciones que ellos
buscaban. Desenvainaron sus espadas y en el momento en que se juntaron los dos
filos, el candelabro que alumbraba la calle se apagó. Ambos dieron un paso
atrás, separando así sus espadas, y volvió a surgir la luz. Repitieron el
proceso otras dos veces, hasta que se dieron cuenta de que Dios no quería que
lucharan.
Decidieron solucionar el conflicto de otra manera: dándole a
escoger a doña Inés. Se encaminaron a su casa, y al llegar vieron a la muchacha
despidiéndose de su amante. Ambos soltaron una carcajada.
A la mañana siguiente, doña Inés estaba intranquila, pero
enseguida comprobó que tanto su amante como Lope y Alonso estaban sanos y
salvos.
LA CRUZ DEL
DIABLO:
El señor del Segre era muy cruel con su población, y mataba
a muchas personas inocentes. Un día acordaron matarlo para que terminara su
sufrimiento, y la armadura del señor cobró vida propia. La encerraron en los
calabozos, pero se escapó. Persiguieron la armadura, y al capturarla,
decidieron quemarla y formar una cruz, “La Cruz del Diablo”. Hoy en día esa
cruz es despreciada por quienes pasan por allí.
LA CORZA
BLANCA:
Constanza y el grupo de cazadores de su padre escucharon una
historia contada por un zagal: un día vio un grupo de corzas blancas, que según
él le hablaron. Todos se rieron. Todos excepto Garcés, uno de los sirvientes de
Constanza.
Garcés pensó que sería muy admirado si conseguía una de esas
corzas para su señora. Decidió ir esa misma noche a por ella. Tardó muchas
horas en conseguir ver el grupo de corzas blancas. Disparó su ballesta a una de
las corzas. El resto salieron corriendo, y cuando fue a ver a la que había
herido, se encontró con que era Constanza, su amada señora.
¡ES RARO!:
Andrés era un chico pobre. Deseaba tener una mujer en su
vida, un caballo o un perro.
Se encontró un perro por la calle, y se lo quedó. Pasó un
tiempo y consiguió un poco más de dinero, y se compró un caballo. Su fortuna
creció, y se casó con una muchacha y se fueron a vivir a una quinta.
Un día, entraron ladrones en la casa, y Andrés corrió al
pueblo vecino para pedir ayuda. Al volver, se encontró a su perro muerto y a su
mujer y su caballo desaparecidos.
Salió en su busca, y se encontró al caballo muerto. Unas
personas que pasaban por allí le dijeron que era su mujer la que se había
escapado. No había ni ladrones, ni secuestradores.
Andrés se volvió loco y se murió.
LA
CREACIÓN:
Brahma se aburría de no hacer nada más que contemplarse a sí
mismo, y creó unos chiquillos que llamó “gandharvas”.
Se encerró en el laboratorio, y todos los gandharvas le
observaban mientras él creaba nuevos planetas, personas… Quiso ir a tomar un
poco de aire fresco, y olvidó echar la llave.
Los gandharvas entraron y comenzaron a mezclar líquidos creando
así un mundo desperfecto, donde la muerte iba arrasando lo que la vida creaba.
Brahma dejó a los chiquillos este mundo como juguete,
confiando que en sus manos no iba a durar mucho tiempo.
CREED EN
DIOS:
Teobaldo era un conde muy cruel y avaricioso, y no creía en
Dios.
Un día estaba persiguiendo a un jabalí por el bosque. Ya lo
había herido, y le quedaba poco para alcanzarlo cuando su caballo murió. Justo
en ese momento apareció un paje con otro. Teobaldo montó en él, y el caballo se
desbocó y comenzaron a recorrer lugares desconocidos. Tuvo una visión, y al
despertar se encontraba en el bosque donde ocurrió todo lo contado. Decidió ir
a su castillo, donde, para su sorpresa, le abrió un monje y averiguó que allí
ahora habitaba el clero.
LA VOZ DEL
SILENCIO:
En una ocasión estando el protagonista de visita en Toledo,
escuchó la voz de una mujer, pero al darse la vuelta, comprobó que se
encontraba solo en la calle.
A los dos días, volvió a oír la misma voz y, esta vez, quiso
averiguar su procedencia. Descubrió que provenía de una casa abandonada, en la
que tiempo atrás había vivido una pareja. Una vez, el marido marchó de casa
dejando a la mujer encerrada. No se volvió a saber nada de ninguno.
Ahora se dice que todas las noches el fantasma de la mujer
vaga solitario por la casa.
LA VENTA DE
LOS GATOS:
El protagonista de esta leyenda está acostumbrado a dar
largos paseos por las calles de Sevilla. Una tarde se encuentra sentado en una
venta, contemplando un grupo de alegres muchachos mientras juegan todos juntos,
entre ellos Amparo y el hijo del ventero, que vivían juntos aunque no tenían
ningún parentesco.
Se marchó de Sevilla durante 10 años, y al volver se
encontró la zona muy cambiada. Justo al lado estaba ahora el cementerio, y la
venta carecía de esa alegría de la que antes rebosaba. Supo por el ventero que
el padre de Amparo se la había llevado. No tuvieron más noticias de ella, hasta
que la vieron pasar metida en un ataúd hacia el cementerio. A partir de ese
momento, el hijo del ventero se volvió loco.
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